Editor: Bagnarelli Aníbal E.
Fuente: Chat
Geminis 2.5
- Parte 1- Laboratorio clínico
- Parte 2- Laboratorio especializado
- Parte 3- Laboratorio de alta complejidad
Parte 1- Laboratorio Clínico
Resumen
La evolución del laboratorio de bioquímica y patología clínica en sus diversas denominaciones (en adelante laboratorio clínico) representa una trayectoria notable, desde prácticas diagnósticas rudimentarias hasta instalaciones sofisticadas, automatizadas y altamente especializadas, indispensables para la atención médica moderna. Este informe rastrea esta progresión histórica, destacando los desarrollos paralelos e interconectados entre ellos. Examina cómo los descubrimientos científicos fundamentales, las innovaciones tecnológicas transformadoras, la profesionalización de la ciencia de laboratorio y el impacto catalizador de los acontecimientos globales han moldeado colectivamente estas complejas entidades. La narrativa culmina en la era de la medicina personalizada, impulsada por los avances genómicos, y aborda los profundos desafíos y las aceleraciones generadas por las recientes pandemias, subrayando el papel crucial y en constante evolución de los laboratorios en la salud global.
1. Introducción: Definición del laboratorio moderno y sus raíces históricas
1.1. Conceptualización del laboratorio clínico de alta complejidad
Un laboratorio clínico moderno y de alta complejidad se caracteriza por su carácter multidisciplinario, ya que cuenta con instrumentación avanzada y personal especializado. Su función crucial va más allá de las simples pruebas, abarcando el diagnóstico, el pronóstico, la monitorización del tratamiento y la vigilancia de la salud pública. Estos laboratorios integran diversas disciplinas científicas, desde la química clínica y la microbiología hasta el diagnóstico molecular y la patología, para proporcionar información completa y precisa, esencial para la atención al paciente y la gestión de la salud de la población. Esta definición contemporánea sirve como referencia para medir la trayectoria histórica de estas instituciones vitales.
1.2. Precursores tempranos: de las observaciones antiguas a los talleres alquímicos
Más allá del examen directo del paciente, los primeros talleres especializados, con raíces en la alquimia, la metalurgia y la farmacia, también contribuyeron a la génesis conceptual del laboratorio. Estos espacios se dedicaban a actividades específicas que implicaban el calentamiento, el tratamiento y la separación de sustancias, sentando un precedente para los entornos experimentales controlados.Las prácticas de la uroscopia antigua y los talleres alquímicos, aunque aparentemente dispares y carentes de la comprensión científica moderna, compartían un impulso subyacente común: el impulso humano de analizar sistemáticamente las sustancias y observar los cambios con fines prácticos, ya fueran médicos o materiales. Esta curiosidad precientífica y el establecimiento de espacios dedicados a tales investigaciones sentaron las bases cognitivas y prácticas para los métodos de laboratorio más rigurosos que surgirían mucho más tarde. La idea fundamental de un laboratorio, por lo tanto, es anterior al método científico formal, y evolucionó a partir de la necesidad práctica y del deseo humano inherente de comprender y manipular el mundo natural.
1.3. Ámbito geográfico y periodización
Este informe se centra explícitamente en las trayectorias históricas de los LBPC , reconociendo sus trayectorias de desarrollo, distintas pero a menudo interconectadas. El marco cronológico abarca desde la antigüedad hasta los siglos XVII, XVIII, XIX y XX, y hasta el siglo XXI, ofreciendo una narrativa estructurada de esta compleja evolución.
Las primeras formas de dignosticos y pruebas clínicas se remontan a civilizaciones antiguas, donde se empleaban métodos rudimentarios para comprender las enfermedades.
La antigua China, fue testigo del desarrollo de la Medicina Tradicional China (MTC), cuyos principios se describen en el Canon Interno del Emperador Amarillo, que data del siglo I o II a.C. La MTC estableció cuatro métodos diagnósticos principales que se siguen practicando en la actualidad: Palpación, Auscultación y Olfato, Indagación y Palpación Un aspecto importante de la medicina china antigua fue la uroscopia, en la que se recogía la orina del paciente en un matraz llamado matula y se sometía a una inspección detallada basada en cuatro criterios: Color, Consistencia, Olor y presencia de Precipitado. Se creía que las diferentes características de la orina correspondían a desequilibrios corporales y a regiones específicas del organismo. Reflejaban un enfoque holístico del diagnóstico. El énfasis de la MTC en la observación del paciente y el análisis de los signos corporales, incluyendo un examen detallado de la orina, demuestra una comprensión sofisticada de los indicadores corporales de salud y enfermedad. Los cuatro métodos de diagnóstico proporcionan un marco integral para evaluar el estado del paciente, mientras que los criterios detallados para la inspección de orina ilustran un enfoque sistemático para extraer información diagnóstica de los fluidos corporales.
En el Antiguo Egipto, ya entre el 2630 y el 2611 a.C., la comprensión médica, documentada en textos como el Papiro de Edwin Smith, se centraba en la aplicación del diagnóstico al tratamiento, basándose principalmente en la observación de los síntomas. El Papiro de Ebers, que data de alrededor del 1550 a.C., también detallaba el conocimiento médico; sin embargo, los profesionales de la salud de esa época carecían de los medios para realizar pruebas en el sentido moderno, y se basaban en cambio en la identificación de problemas a través de síntomas relacionados con diferentes organos como el tracto digestivo, el sistema cardiovascular, el hígado, el bazo y el ciclo menstrual. Los antiguos egipcios creían que el cuerpo tenía veintidós vasos sanguíneos conectados a sustancias esenciales como la sangre, el aire y la mucosidad, lo que refleja un intento temprano por comprender sus conexiones fisiológicas. Cabe destacar como ejemplo que desarrollaron formas tempranas de pruebas de embarazo, documentadas en el Papiro Médico de Berlín y el Papiro de Carlsberg, que datan del Imperio Medio, alrededor del 2040-1782 a.C., que consistían en que una mujer orinara sobre bolsas de cebada y trigo y la germinación de los granos se interpretaba como un resultado positivo. Este bioensayo temprano, en el que se utilizó una respuesta biológica como la germinación para detectar un estado fisiológico como el embarazo representa un paso fundamental hacia las pruebas de laboratorio, entrelazando la observación práctica con sus creencias espirituales. Otras pruebas interesantes mencionadas en el Papiro de Carlsberg incluían el uso de excrementos de hipopótamo y ajo para evaluar afecciones relacionadas también con el embarazo. Sin embargo, la práctica de la medicina en el antiguo Egipto estaba estrechamente relacionada con la magia y los hechizos religiosos, que se consideraban esenciales tanto para el diagnóstico como para el tratamiento, junto con remedios empíricos. Además de la orina, otros fluidos corporales como la sangre menstrual, la leche y el semen tenían un significado simbólico y, en ocasiones, había rituales vinculado a las creencias sobre el nacimiento, el renacimiento y la salud general dentro de su marco cultural. La comprensión egipcia de estos fluidos corporales revela un contexto cultural más profundo donde estas sustancias estaban imbuidas de un significado más allá de su naturaleza física.
En la antigua Babilonia, alrededor de 1069-1046 a.C., el Manual de Diagnóstico escrito por Esagil-kin-apli marcó un avance al introducir el empirismo, la lógica y racionalidad en el diagnóstico de enfermedades. Este texto enfatizaba la observación cuidadosa de los síntomas y el uso de reglas lógicas para combinar estas observaciones con un diagnóstico y pronóstico. Los médicos babilónicos ponían minuciosa atención al cuerpo del paciente, anotando meticulosamente cualquier signo que pudiera ser relevante para la enfermedad, incluyendo evaluaciones detalladas de la temperatura corporal mediante el tacto y las características de la flema en casos de neumonía. Los médicos se categorizaban en Asu, los que trataban las enfermedades empíricamente, y Asipu, los que se basaban en conjuros mágicos. Ambos ocupaban posiciones respetadas dentro de la sociedad y reconocían el origen sobrenatural de las enfermedades. La medicina babilónica, aunque aún arraigada en creencias sobrenaturales, demostró una notable progresión hacia la observación sistemática y el razonamiento lógico en el diagnóstico, sentando las bases tempranas del método científico en medicina. El enfoque estructurado del Manual de Diagnóstico para vincular los síntomas observados con diagnósticos específicos sugiere un sistema de razonamiento médico más formalizado en comparación con el enfoque basado en síntomas, predominante en el antiguo Egipto. Si bien las explicaciones sobrenaturales para las enfermedades eran comunes, el enfoque de los Asu en los tratamientos empíricos indica una comprensión creciente de las causas naturales de las enfermedades.
En la antigua Grecia y Roma, la Teoría Humoral, atribuida a Hipócrates (460- 370 a.C.) y posteriormente elaborada por Galeno (129-199/216 d.C.), se convirtió en el paradigma médico dominante. Esta teoría proponía que el cuerpo estaba compuesto por cuatro humores: sangre, flema, bilis amarilla y negra, y que la salud resultaba de un equilibrio perfecto entre ellos, mientras que la enfermedad era causada por su desequilibrio.La Teoría Humoral, a pesar de su posterior refutación, marcó un cambio significativo en Grecia hacia explicaciones naturalistas de las enfermedades. La adopción y expansión romana de estas ideas, junto con su enfoque en la salud pública, indican una comprensión temprana de la prevención de enfermedades a nivel poblacional. La medicina romana, fuertemente influenciada por los griegos, incorporó métodos de diagnóstico como la lectura del pulso, donde los médicos desarrollaron clasificaciones intrincadas creyendo que los diferentes tipos de pulso indicaban dolencias específicas, y el análisis de orina que podía incluir la degustación permitía identificar ciertos sabores y colores asociados con enfermedades y la palpación física. Si bien también tenían creencias espirituales, los médicos romanos, al igual que sus homólogos griegos, se basaban en observaciones naturalistas en lugar de únicamente en rituales espirituales para el diagnóstico. Los romanos también hicieron contribuciones significativas a la salud pública y la higiene, comprendiendo la importancia del saneamiento y el agua potable para prevenir la propagación de enfermedades, como lo demuestra la construcción de acueductos y sistemas de alcantarillado......
(*) Este blog de bioquímica-clínica está destinado a bioquímicos y médicos; la información que contiene es de actualización y queda a criterio y responsabilidad de los mencionados profesionales, el uso que le den a la misma.
Nueva presentación el 30 de Junio
Cordiales saludos.
Dr. Anibal E. Bagnarelli,
Bioquímico-Farmacéutico,UBA.
Ciudad de Buenos Aires, R. Argentina