Lawrence C. Ku, Kim A. Boggess, Michael Cohen-Wolkowiez,. Meningitis bacteriana infantil. Clin Perinatol. 2015 Mar; 42(1): 29–45. Duke Clinical Research Institute, Durham. University of North Carolina School of Medicine, Dept. of Ob/Gyn
Resumen
La meningitis bacteriana neonatal es una infección poco frecuente pero devastadora. Aunque la incidencia y la mortalidad han disminuido durante las últimas décadas, la morbilidad entre los sobrevivientes sigue siendo alta. Los tipos y la distribución de los agentes patógenos causantes están relacionados con el nacimiento, la edad gestacional y postnatal, y la región geográfica. La confirmación del diagnóstico de la meningitis puede ser difícil. Los signos clínicos son a menudo sutiles, y la punción lumbar se difiere frecuentemente en niños clínicamente inestables. Cuando se realiza, las pruebas de confirmación con el cultivo de líquido cefalorraquídeo (LCR) es a menudo comprometida por preparto o la exposición a antibióticos posnatal. Mientras que los cultivos de sangre y los parámetros del LCR pueden ser de utilidad en los casos en que el diagnóstico es incierto, la meningitis bacteriana se produce en los bebés sin bacteriemia y con los parámetros normales del LCR. Pruebas más recientes, como la reacción en cadena de la polimerasa son prometedores, pero requieren más estudios. El tratamiento oportuno con antibióticos apropiados es esencial para optimizar los resultados. Los esfuerzos exitosos para prevenir la meningitis en los bebés han incluido el uso de la profilaxis antibiótica intra-parto contra el Streptococcus Grupo B (GBS). y estan en fase de investigación los ensayos clínicos el uso de una vacuna de GBS para la prevención de la enfermedad neonatal.
Introducción
La meningitis bacteriana es una infección fulminante asociada con una alta mortalidad y morbilidad en la población neonatal. El diagnóstico y el tratamiento oportuno son esenciales para el logro de buenos resultados en los recién nacidos afectados. Mientras que la incidencia global y la mortalidad han disminuido durante las últimas décadas, la morbilidad asociada a la meningitis neonatal se mantiene prácticamente sin cambios. Las estrategias de prevención, terapias complementarias, y de mejores estrategias de diagnóstico han sido el foco de recientes investigaciones que buscan mejorar los resultados.
Descripción de la enfermedad
La meningitis es la inflamación aguda de las meninges,el espacio subaracnoideo, y la vasculatura cerebral resultante de la infección. La meningitis neonatal está categorizado como de aparición temprana y tardía, y se define por la presencia de signos de infección y el aislamiento del germen a partir del cultivo en líquido cefalorraquídeo (LCR) a ≤ 72 horas de vida. ………………………
Diagnóstico
Para confirmar el diagnóstico de la meningitis neonatal, se necesita una punción lumbar (LP) para recoger líquido cefalorraquídeo. El crecimiento positivo en el cultivo de LCR proporciona la identificación del microorganismo causal y permite el refinamiento de la terapéutica. El LP se difiere con frecuencia durante el estudio diagnóstico séptico debido a la preocupación de que agravarìa el deterioro clínico en el niño enfermo.
Realización o diferir el LP
Debido a que el LP es un procedimiento invasivo con riesgos, es difícil determinar en qué lactantes debe ser realizada como parte de la rutina séptica. Entre los lactantes con hemocultivos positivos, hasta el 30% tendrá un cultivo de LCR positivo simultáneo. Sin embargo, en los recién nacidos con meningitis confirmados, 15-38% tendrá un hemocultivo negativo en casos raros, y los cultivos de sangre y LCR pueden ser discordantes. Enfoques en los que se evalúan sólo los recién nacidos con bacteriemia confirmados para la meningitis dará lugar a diagnósticos equivocados de meningitis. La incidencia de la meningitis en los lactantes asintomáticos con factores de riesgo es muy baja. La recomendación actual es llevar a cabo un LP en todos los recién nacidos clínicamente estables con sospecha de aparición temprana o tardía de sepsis y que exhiben signos de infección. Siempre que sea posible, el LP se debe realizar antes de la administración de los antibióticos.
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