sábado, 25 de marzo de 2023

958- Artritis reumatoidea

Maria V. Sokolova, Georg Schett, Ulrike Steffen.Autoanticuerpos en la artritis reumatoide: antecedentes históricos y hallazgos novedosos. Springer- Clin Rev Allergy Immunol. 2022; 63(2): 38-151. Department of Internal Medicine 3 - Rheumatology and Immunology, Friedrich-Alexander-Universität Erlangen- Nürnberg and Universitätsklinikum Erlangen, Germany.

Resumen

Los autoanticuerpos representan un sello distintivo de la artritis reumatoide (AR), siendo el factor reumatoide (FR) y los anticuerpos contra las proteínas citrulinadas (ACPA) los más reconocidos. Los pacientes con AR que son positivos para FR y/o ACPA ("seropositivos") en general muestran una etiología y un curso de la enfermedad diferentes en comparación con los llamados pacientes "seronegativos". Aun así, la población de pacientes seronegativos es muy heterogénea y no está bien caracterizada. Debido a la identificación de nuevos autoanticuerpos y los avances en el diagnóstico de enfermedades reumáticas en los últimos años, el grupo de pacientes seronegativos se reduce constantemente. Además de los anticuerpos contra diversas modificaciones postraduccionales, estudios recientes describen autoanticuerpos que se dirigen a algunas proteínas nativas, lo que amplía aún más el espectro de antígenos reconocidos. Además de la detección de nuevos grupos de autoanticuerpos, se han realizado muchas investigaciones para responder a la pregunta de si los autoanticuerpos contribuyen a la patogenia de la AR y de qué manera. Dado que los autoanticuerpos pueden detectarse años antes del inicio de la AR, es un tema de debate si su sola presencia es suficiente para desencadenar la enfermedad. Sin embargo, se está acumulando evidencia de funciones efectoras directas de autoanticuerpos, como la estimulación de la osteoclastogénesis y la migración de fibroblastos sinoviales en experimentos in vitro. Además, los pacientes con autoanticuerpos positivos presentan una peor evolución clínica y una mayor progresión radiográfica. En esta revisión, discutimos los hallazgos actuales con respecto a los diferentes tipos de autoanticuerpos, los mecanismos subyacentes que impulsan la enfermedad, el papel de la glicosilación de Fab y Fc y las implicaciones clínicas. 

Introducción

La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad articular inflamatoria crónica, que se considera de origen predominantemente autoinmune. La enfermedad fue descrita por primera vez en 1800 por el Dr. Landré-Beauvais y se consideró inicialmente como una forma de gota. Solo a mediados del siglo XIX se distinguió de la gota real, en función de la medición del ácido úrico. La AR se caracteriza por un curso progresivo que, en ausencia de tratamiento, finalmente conduce a la formación de pannus (proliferación de tejido sinovial) y la destrucción de la articulación. Desde su primera descripción, la comprensión de la fisiopatología de la AR ha evolucionado enormemente. Como ocurre con la mayoría de las enfermedades reumáticas, la patogénesis de la AR es muy compleja y está influenciada por factores genéticos y ambientales, microbiota, capas de barrera y hormonas. Todavía se considera que el evento principal en la patogenia es el no-cumplimiento de su tolerancia seguido de uno o varios “segundos golpes”.

Aunque los autoanticuerpos en la AR son un tema de extensa investigación, la comprensión de su función precisa en el desarrollo de la AR aún está lejos de ser completa. En las últimas décadas, se han identificado muchos autoanticuerpos como características de la AR, comenzando con el factor reumatoide (FR) descrito por primera vez en 1957 en el suero de pacientes con AR. Aunque se ha demostrado que la FR no es lo suficientemente específica para la AR y está presente en una variedad de otras afecciones, su descubrimiento fue el primer paso hacia el reconocimiento del importante papel que desempeña la autoinmunidad en la patogenia de la artritis. 

En 1964 se describió el llamado factor antiperinuclear en el suero de pacientes con AR y varias otras enfermedades, incluido el lupus eritematoso sistémico y la espondilitis anquilosante. La naturaleza de estos anticuerpos no se percibía, y hasta 1978, cuando se describieron los anticuerpos específicos contra la queratina, no hubo grandes descubrimientos en el campo de los autoanticuerpos en la AR. Finalmente, en la década de 1990, se reconoció la comprensión crucial de la citrulinación y su importancia para la autoinmunidad en la AR. El éxito de los agentes que reducen las células B en la AR, que se observó por primera vez con rituximab aprobado para el tratamiento de la AR en 2007, confirmó aún más el papel impulsor de la inmunidad adaptativa en la patogenia de la enfermedad......

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(*) Una vez que esta en la pagina del articulo, pulsando el botón derecho puede acceder a su  traducción al idioma español Este blog de bioquímica-clínica está destinado a bioquímicos y médicos; la información que contiene es de actualización y queda a criterio y responsabilidad de los mencionados profesionales, el uso que le den a la misma.  Nueva presentación  el  30 de Marzo. 
Cordiales saludos. 
Dr. Anibal E. Bagnarelli,
Bioquímico-Farmacéutico-UBA.
Ciudad de Buenos Aires. R. Argentina