Soo S. Rheea, Elizabeth N. Pearcea -Section of
Endocrinology, Diabetes and Nutrition, Boston University School of
Medicine, Boston, Massachusetts, USA- Sistema endocrino y corazón: una
revisión. Rev. Esp. Cardiol. 2011; 64(3): 220-31
Resumen
Una función endocrina normal es
esencial para la salud cardiovascular. Los trastornos del sistema endocrino,
consistentes en hiperfunción o hipofunción hormonales, tienen múltiples efectos
en el sistema cardiovascular. En esta revisión se comentan la epidemiología, el
diagnóstico y el tratamiento de los trastornos de las glándulas hipófisis,
tiroides, paratiroides y suprarrenales en lo relativo a sus repercusiones de
disfunción endocrina en el sistema cardiovascular. Se revisan también los
efectos beneficiosos cardiovasculares que aporta el restablecimiento de una
función endocrina normal.
Introducción
Una función endocrina normal es
esencial para la salud cardiovascular. Los trastornos del sistema endocrino,
consistentes en hiperfunción o hipofunción hormonales, tienen múltiples efectos
en el sistema cardiovascular. El objetivo de esta revisión es explorar los
diversos cambios cardiovasculares que se producen en la disfunción endocrina.
Se evalúan también los efectos beneficiosos cardiovasculares de la corrección
de los trastornos endocrinos. Se excluye específicamente la diabetes, ya que la
relación bien conocida entre diabetes y riesgo cardiovascular queda fuera del
ámbito de esta revisión.
Visión general de la hipófisis
La hipófisis anterior contiene
cinco tipos de células que sintetizan y secretan hormonas (hormona de
crecimiento [GH], prolactina, folitropina, lutropina, tirotropina y
corticotropina [ACTH]) que participan en la regulación del eje
hipotálamo-hipófisis-órgano diana. La hipófisis posterior contiene
terminaciones nerviosas que secretan vasopresina (hormona antidiurética) y
oxitocina. De las hormonas hipofisarias secretadas por la hipófisis anterior,
los trastornos de la prolactina, la
GH y la ACTH
pueden asociarse a cardiopatías.
Trastornos de la prolactina y
enfermedad cardiovascular
La prolactina se sintetiza y se
secreta por las células lactotrofas de la hipófisis anterior y estimula la
lactación en el periodo posparto. La dopamina hipotalámica inhibe tónicamente
la prolactina. La concentración de prolactina está elevada fisiológicamente en
el embarazo, el periodo posparto y los estados de estrés.
La hiperprolactinemia patológica
puede tener causa en una disminución de la inhibición dopaminérgica, como
ocurre cuando se produce una sección del tallo hipofisario, o porque haya
secreción de prolactina por prolactinomas (adenomas hipofisarios benignos). La
prevalencia de hiperprolactinemia oscila entre el 0,4% en la población general
adulta y el 9% en mujeres con trastornos de la reproducción. Aunque la
hiperprolactinemia en sí no tiene efectos claros en el sistema cardiovascular,
hay una posible asociación entre el tratamiento dopaminérgico a largo plazo y
las anomalías valvulares cardiacas.
Los dopaminérgicos, como
cabergolina, bromocriptina y quinagolida (no autorizada en Estados Unidos),
constituyen el tratamiento primario de los prolactinomas. La cabergolina es la
más utilizada, dadas su eficacia clínica, su tolerabilidad y su perfil
farmacocinético favorable. Las dosis altas y la duración prolongada del
tratamiento con dopaminérgicos en la enfermedad de Parkinson se han asociado a
un aumento del riesgo de insuficiencia valvular cardiaca. Aunque las dosis
utilizadas en el tratamiento del prolactinoma son muy inferiores a las que se
usan para la enfermedad de Parkinson, los pacientes con prolactinomas pueden
ser tratados durante décadas.
Esta duración del tratamiento
plantea la preocupación de un posible aumento del riesgo de valvulopatía,
incluidas la insuficiencia tricuspídea, la insuficiencia mitral y la
insuficiencia aórtica. Aunque la mayoría de los estudios no muestran una
asociación entre el uso de dopaminérgicos y las valvulopatías cardiacas, se
recomienda a los clínicos que utilicen las dosis de dopaminérgicos lo más bajas
posible. Debe considerarse la posible conveniencia de un seguimiento
ecocardiográfico de los pacientes que necesitan un tratamiento a largo plazo o
dosis más altas, así como de los que presenten una cardiopatía o valvulopatía
subyacente……………………….
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