jueves, 18 de septiembre de 2025

1281- Anemia ferropénica

Aditi Kumar, Esha Sharma, Alexandra Marley,  Mark A Samaan, Matthew James Brookes  Anemia ferropénica: fisiopatología, evaluación y tratamiento práctico. BMJ Open Gastroenterol. 2022; 9(1): e000759. Department of Gastroenterology, The Royal Wolverhampton NHS Trust, Wolverhampton, UK

Resumen

La OMS ha reconocido la anemia ferropénica (AF) como la deficiencia nutricional más común en el mundo, afectando al 30% de la población. Si bien las causas más comunes de ADH son el sangrado gastrointestinal y la menstruación en mujeres, la disminución del hierro en la dieta y la disminución de su absorción también son causas responsables. Los pacientes con AF deben recibir tratamiento para reponer las reservas de hierro y normalizar la hemoglobina. Se ha demostrado que esto mejora la calidad de vida, la morbilidad, el pronóstico de las enfermedades crónicas y los resultados en el embarazo. La deficiencia de hierro se presenta en muchas enfermedades inflamatorias crónicas, como la insuficiencia cardíaca congestiva, la enfermedad renal crónica y la enfermedad inflamatoria intestinal. Este artículo proporcionará una visión general actualizada sobre el diagnóstico y el tratamiento de la AF en pacientes con enfermedades crónicas, tanto preoperatorias como durante el embarazo. Analizaremos los beneficios y las limitaciones de la reposición de hierro oral frente a la intravenosa en cada cohorte, con un análisis general de costos entre las diferentes formulaciones de hierro disponibles actualmente en el mercado.

Introducción

La OMS ha reconocido la anemia ferropénica (AF) como la deficiencia nutricional más común en el mundo, afectando al 30% de la población Si bien la AF es más frecuente en niños y mujeres, los hombres adultos también son susceptibles, dependiendo de su nivel socioeconómico y estado de salud. Si bien las causas más comunes de la AF son el sangrado gastrointestinal (GI) y la menstruación en mujeres, la disminución de la ingesta y absorción de hierro en la dieta también son causas responsables.

El hierro es necesario para diversas funciones celulares, incluyendo, entre otras, los procesos enzimáticos, la síntesis de ADN, el transporte de oxígeno y la generación de energía mitocondrial. Por lo tanto, los síntomas de la AF pueden variar ampliamente. La falta de aliento, la fatiga, las palpitaciones, la taquicardia y la angina de pecho pueden resultar de la reducción de los niveles de oxígeno en sangre. 

Esta hipoxemia resultante puede posteriormente causar una disminución compensatoria del flujo sanguíneo intestinal, lo que provoca trastornos de la motilidad, malabsorción, náuseas, pérdida de peso y dolor abdominal. La hipoxia central puede causar cefaleas, vértigo y letargo, así como deterioro cognitivo; varios estudios muestran una mejora de las funciones cognitivas una vez normalizada la anemia. Es bien sabido que la AF afecta significativamente la calidad de vida (CdV) y evidencia reciente demuestra que el tratamiento de la AF mejora la CdV, independientemente de la causa subyacente de la anemia. 

En esta revisión, analizaremos la fisiopatología, el diagnóstico, el tratamiento y las complicaciones en el manejo de la anemia ateromatosa (AIF). Los criterios de investigación para la AIF exceden el alcance de este artículo y se han descrito detalladamente en las recientes directrices de la British Society of Gastroenterology

Fisiopatología

El hierro es un elemento esencial y se controla principalmente mediante la ingesta dietética, la absorción intestinal y el reciclaje del hierro.  El hierro dietético se puede encontrar en dos formas: hierro hemo y no hemo. El hierro hemo se absorbe fácilmente y surge de la hemoglobina (Hb) y la mioglobina en forma de carne animal, aves y pescado. El hierro no hemo se encuentra principalmente en alimentos vegetales, pero no se absorbe tan fácilmente. 

Compuestos como el fitato, el oxalato, los polifenoles y el tanino, que se encuentran en las plantas, disminuyen la absorción de hierro no hemo, al igual que algunos fármacos, como los inhibidores de la bomba de protones. El ácido ascórbico, el citrato y el ácido gástrico, por el contrario, facilitan la absorción de hierro. En una dieta saludable, se ingieren diariamente aproximadamente de 5 a 15 mg de hierro elemental y de 1 a 5 mg de hierro hemo, aunque solo 1 a 2 mg se absorben finalmente en el intestino, predominantemente en el duodeno y el yeyuno proximal. Consulte la figura 1 para obtener detalles sobre las vías de absorción de hierro .

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(*) Una vez que esta en la pagina del articulo, pulsando el botón derecho puede acceder a su  traducción al idioma español Este blog de bioquímica-clínica está destinado a bioquímicos y médicos; la información que contiene es de actualización y queda a criterio y responsabilidad de los mencionados profesionales, el uso que le den a la misma. Nueva presentación el 21 de Septiembre
Cordiales saludos. 
Dr. Anibal E. Bagnarelli,
Bioquímico-Farmacéutico,UBA.
Ciudad de Buenos Aires, R. Argentina